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VI CONCURSO DE RELATO CORTO Y AUDIVISUAL "EDUCANDO CONTRA LA VIOLENCIA" 

-ELLA-

Laura GutiBer

Recuerdo mi primer amor. Me gustaba tenerlo, pasar tiempo a su lado. Me gustaba tanto que vivía para estar con él, soñaba con hacerlo. Se convirtió en mi mejor amigo, añadiendo besos apasionados.

Tristemente, el bienestar duró poco.

 

Una noche algo cambió en él, o quizás fui yo. Creí que volvería a quererme, pensé que podíamos superarlo, pero, con el tiempo, lo único que cambiaron fueron sus caricias, que se convirtieron en puñetazos, y sus abrazos, en mi asfixia.

Aguanté. Aguanté tormentas, huracanes y diluvios; aguanté por miedo a perderlo todo, aguanté por miedo a lo desconocido. Aguanté porque no creía merecer algo mejor, porque creía que era parte del error. Me forcé a perdonarlo, sin ser capaz. Me había apuñalado, y vivía con el agresor, a la vez que no era capaz de quitarme el cuchillo de la espalda, por miedo a desangrarme.

Dolía y mucho.

 

Caí en su red de mentiras y no pude despegarme, por lo que pinté las paredes de mi prisión, fingiendo vivir un cuento de hadas. Me empezó a importar más él que yo; porque mientras él fuera feliz todo iba bien.

Debía protegerlo, qué más daba una herida más en mí, ya estaba rota.

 

Me intoxiqué tanto que me quedé ciega y solo sabía chocarme; porque te enseñan que en el amor todo vale mientras quieras a la otra persona.

Pero querer no es suficiente, lo aprendí cuando apareció ella.

 

Recuerdo que en cuanto la vi sentí una energía extra dentro. Noté que podía comerme el mundo, que valía. Con ella no había heridas, ni sufrimiento. Con ella mis cicatrices no mostraban lo rota que estaba, sino lo fuerte que era. Pero, de alguna forma, me sentía mal por ser feliz lejos de él, como si estuviera engañándole.

Empezamos a pasar tiempo a escondidas. En esas horas no paraba de sonreír, de vivir, de disfrutar, de ser yo. Cuando me miraba lo hacía con orgullo y no con odio, ni vergüenza.

No pude evitarlo, no pude evitar enamorarme de ella.

 

Me enamoré de su sonrisa, de sus ojos, grandes y profundos; me enamoré de su cuerpo, de sus kilos de más, de sus arrugas, de sus cicatrices, de sus manías y de sus defectos. Me enamoré de toda ella, de su perfecta imperfección.

Me enamoré tanto que me alejé de él y me di cuenta de que estaba con la persona incorrecta, estaba con alguien por supervivencia. Era mi salvavidas en mitad del mar revuelto, uno que me impedía avanzar, pero del que salí. Ahora sabía nadar.

Era tan feliz que volví a ver y lo que vi me impacto,

porque me había enamorado de mí misma.

 

Ella era yo.

 

No os voy a engañar, no soy perfecta. He pasado la mayor parte de mi vida con esa idea, intentando cambiar para ser la chica ideal socialmente. Pero un día me cansé de luchar contra mi sombra, y decidí combatir a mi lado. Ese mismo día descubrí que soy una luchadora, porque siendo mi mayor enemiga supe llegar a la orilla y no hundirme. Y aprendí que incluso las mejores guerreras pierden a veces, y que eso no las convierte en peores, sino que se hacen más fuertes.

Aprendí a amarme correctamente,

y solo así pude enamorarme de verdad.

© 2017 por EC. Creado con Wix.com

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