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Sonrisa de catálogo

Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión adolescente afecta a uno de cada cinco jóvenes

L.Gutiber

           

La adolescencia nunca es fácil, llegan los sentimientos amorosos, se desarrolla el cuerpo y la mente se llena de basura. Guiándonos por la OMS –Organización Mundial de la Salud-, las mujeres sufren más depresión. Buscan ser “la chica perfecta”; desean las piernas inhumanas, el peso irreal y la sonrisa sobrevalorada. Ya no quieren jugar con las muñecas, quieren ser ellas, casarse con Ken y vivir sin hacerlo.  

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Salen a la calle y aunque deseen gritar, huir, llorar o dañarse, no lo hacen, muestran una expresión facial de revista, una de esas que tienes guardada llena de polvo en el almacén. La sonrisa de catálogo. Quien las vea creerá que son felices, las envidiarán, juzgarán y hablarán sobre ellas sin saber que todo es falso, que guardan más oscuridad que luz.

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Se calcula, con datos de la Organización Mundial de la Salud, que 1 de cada 5 adolescentes sufre depresión y que este mal afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Muchas de estas veces se cree que las personas piensan como mínimo una vez en el suicidio y una cantidad de 800.000 personas llegan a hacerlo, siendo la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.

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La misma organización mencionada comenta que “aunque hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90% en muchos países) no recibe esos tratamientos”. El error es que se cree que este tipo de personas solo están tristes, que sus vidas son malas y por eso están así. No ven la realidad, no ven que están enfermos. Por otra parte, aunque lo vieran, no sabrían cómo tratarlo. Un porcentaje muy bajo se ve capacitado para ir a un psicólogo y piensa que de verdad este les va a ayudar, que no son solo para perder dinero y tiempo.

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Se tiene una definición equivocada de este trastorno, se cree que si un día o, simplemente, unas horas están feliz o sonríen, automáticamente demuestra que no lo padecen. La realidad es muy distinta, la depresión no es constante tristeza, sino un estado general. Es decir, por mucho que ocurra algo y ría, en cuanto deje de hacerlo va a volver a sentirse vacío, solo, incomprendido, como si estuviera mal ubicado, inexistente, menospreciado. Cuando salga algo mal su bajón será mayor, más exagerado y llegará a un punto de despreocupación, como si diera igual lo que ha ocurrido o ya no importara. Habrá dejado de llorar por fuera para quemarse por dentro. Ya no importará la vida, pensará en el suicidio sin sentir nada, sin miedo, más bien, lo verá como una vía de escape y libertad.

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“La depresión es un estado mental. Personalmente sentía que mi alrededor pasaba a cámara lenta –comenta Iker Serrano, quien sufrió depresión adolescente-. Me veía aislado en una burbuja oscura. Todo pasaba, el tiempo, las personas… y lo observaba con desgana, sin motivación. Como si no pudiese salir, estaba atrapado”. Hace ya un año que superó esta fase y aún recuerda lo que era sentirse así.  “Pierdes interés por todo, las ganas de hacer las cosas, el tiempo pasa y no te preocupa. No te importas”, dice Serrano.

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Síntomas y causas    

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En sanar.org comentan los distintos síntomas que puede causar este estado, como la perdida de interés o placer al realizar actividades normales, insomnio, cansancio durante el día, cambios bruscos en el apetito, nerviosismo, poca capacidad de concentración, perdida de energía, tristeza sin motivo aparente, molestias físicas frecuentes y ser incapaz de tomar una decisión rápida.

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Con datos sacados de la Clínica DAM se pueden saber las razones. Ellos las dividen en tres tipos. Para empezar, las causas comunes:  como “el proceso normal de maduración y el estrés que se presenta con éste, la influencia de hormonas sexuales y los conflictos de independencia con los padres”. También pueden ser por “la reacción a un suceso perturbador” como la muerte de un ser querido, las rupturas amorosas o el fracaso escolar. Finalmente, están las causas por “eventos estresantes”, ya sea la baja autoestima, ser muy autocritico o que sientan “poco control sobre los acontecimientos negativos”. 

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La misma página indica que “las niñas adolescentes presentan el doble de posibilidades de experimentar depresión”. Sus causas pueden ser “agresiones en la escuela, abuso o maltrato infantil, falta de destreza social, dificultades de aprendizaje, enfermedad crónica, cuidados deficientes y acontecimientos estresantes de la vida, perdida de uno de los padres por muerte o divorcio”.

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La OMS añade un apartado en el que dan su respuesta a cómo impedir o tratar dicha enfermedad. En ella se recoge que es importante que los jóvenes tengan ayuda psicológica y medicación; también prestarles atención y apoyarles. Destaca el dato de que “decenas de millones de personas con trastornos mentales, entre ellos la depresión, podrían tener una vida normal, incluso en entornos con escasos recursos”.

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“Es algo que va mucho más allá de estar triste, aunque la gente te vea y piense que ese es tu estado”

 

Además, la depresión puede llevar a cuatro tipos de trastornos: ansiedad, hiperactividad con déficit de atención, trastorno bipolar y de alimentación. No obstante, como nos comentaba Iker Serrano, “estás amarrado a esa angustia y no puedes ni quieres evitarlo, no tienes esas fuerzas”.

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El problema real es que lo que para uno es una tontería, para otro puede ser el huracán que marque su vida, y como los demás nunca van a entender por qué le afecta tanto algo tan pequeño, nadie le apoyará. Se sentirá solo, triste e incomprendido. Entonces es cuando verá que el suicidio es la solución, incluso aunque sea falso, la mente juega un gran papel en este punto. La ayuda siempre llega demasiado tarde, cuando las acciones están terminadas, como sus vidas.

Reportaje 2:

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